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ADVIENTO Y MARÍA
Saludos familias. Os queremos compartir una carta que nos manda un profe querido y jubilado. Disfrutadla: "¿Qué vamos a contemplar en este Adviento? ¿Lo que llama la atención, lo que brilla, la primera palabra y a veces la única, lo que más nos halaga y a quien nos halaga? Hoy en día, a la luz de tantos acontecimientos dolorosos, creo que tenemos una misión profética. Profetas que nos despierten que nos levanten, que nos animen que nos den luz en la espera, en definitiva, que nos pongan en camino. Insisto, ¿qué salimos a contemplar? Sin duda, a María, -la semana que viene celebramos su Inmaculada Concepción-. María mucho más que un profeta, porque los profetas llevan la palabra de Dios, pero María la lleva convertida en carne de su carne.Carne que lleva la noticia de Dios de un corazón a otro, de unas manos a otras. Si se escucha en la noche, solos, -un amigo me decía que también es importante la soledad-, dentro del silencio, penetra, se aproxima, llega a nuestro oído, hasta dentro de nuestro pecho y nos pellizca. Con María, vamos contemplando los signos sencillos de Dios: pesebre, el pan partido, una cruz, la tumba vacía.María es la mujer profeta que se acerca a Isabel y con su saludo despierta el fruto de su vientre y el crío salta de alegría. Así es este amor de misterio y gracia. El amor que vuelve exactamente igual que va. Amor que es impulso de una sola raíz, el resto son limosnas. Hemos de encontrar ese “lugar sagrado”, donde brille con intensidad y que sea la levadura de nuestra vida y la de los demás. Seguro que tú sabes a lo que me refiero. Le hablo a una amiga mía, disculpadme. ¡Qué fe en la Madre de Dios tiene!María hace saltar de alegría a la vida y me pregunto ¿Por qué a veces vemos nuestra vida y la de los que viven y conviven con nosotros, como algo repetitivo, como algo rutinario? Si mis manos, mis pies, mis ojos, mis labios, mis oídos han sido elegidos para hazañas de vida, para alcanzar cumbres de ternura, ¿por qué no saltamos y hacemos saltar de alegría? Creo que el mundo nos obliga a mirar para fuera, en esta servidumbre de periódicos, radio, televisión, redes, …, y falta esa soledad envuelta en el silencio que nos la devuelva y la compartamos.Descubramos durante este Adviento, la vida que Dios ha derramado en nosotros y seamos profetas, siguiendo fielmente a María su Madre. No entristezcamos al Espíritu y sembremos esperanza, ganas de vivir. Es lo que el Señor quiere. " Un fuerte abrazo y gracias por estas
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